Arte y cultura 

La piscina con pedigrí

Anabel Vázquez   /  Fuente:  El País
01/09/2021


Portrait of an Artist (Pool with Two Figures), de David Hockney.

Ahora que los trillonarios construyen mansiones con spas privados y salas para Zoom, sería la ocasión de encargar a artistas piscinas de autor. Aquí queda esa idea.

The Swimming Pool, de Henri Matisse.

“Me voy a hacer mi propia piscina”. Estas palabras no las dijo alguien acalorado tras pasar una mañana de agosto en una playa de Alicante. Las pronunció Matisse al volver de una piscina de Cannes y sufrir su “sol abrasador”. Aquel día de 1952 se había levantado diciendo: “Quiero ver gente buceando”. Lydia Delectorskaya, su mano derecha y modelo, lo llevó a su piscina favorita, pero al pintor no debió gustarle la experiencia y a la vuelta soltó esa frase, que fue el origen de una de las piscinas más curiosas de la historia del arte. Matisse quería su piscina y tuvo su piscina. La construyó con papel y figuras recortadas, sus famosos cut-outs. Pidió a Delectorskaya que rodeara con un papel blanco la pared de una habitación de su casa del Hotel Regina de Niza; sobre ella iba cortando y pegando figuras de nadadores, criaturas acuáticas y esos bañistas que se había empeñado en ver. Esta obra se llama The Swimming Pool, está custodiada en el MoMA y se exhibe en contadas ocasiones. Cuando esto ocurra hay que ir a verla: es una rareza...

El País: La piscina con pedigrí




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