Herencia y mutación

Cinco obras en Marruecos

Herencia y mutación

Cinco obras en Marruecos

El Mehdi Belyasmine  Khalil Morad El Ghilali 
01/06/2025


Saad El Kabbaj, Driss Kettani y Mohamed Amine Siana, Campus universitario, Tarudant

Desde hace varias décadas, Marruecos vive inmerso en una profunda transformación, impulsada por nuevas dinámicas territoriales, climáticas y geopolíticas. Y en un país donde ahora han de convivir medinas milenarias y colosales proyectos urbanos, la arquitectura se ha convertido en un medio de expresión de esta enriquecedora tensión entre tradición y modernidad, entre raíces autóctonas y ambiciones globales.

Durante tanto tiempo moldeado por las influencias andalusíes, bereberes y coloniales, el paisaje construido de la nación se está rediseñando para responder a retos inéditos: la rápida urbanización, el equilibrio regional, la transición energética y el influjo de la globalización. El cambio de paradigma también ha permeado en la nueva hornada de profesionales —locales tanto como extranjeros— que interviene a lo largo y ancho del país intentando conciliar identidad, exigencias contemporáneas y responsabilidad ambiental.

Marruecos se ha convertido así en un auténtico laboratorio de arquitectura. Muchos proyectos aprovechan los recursos de la tierra —sean materiales de proximidad, técnicas vernáculas o sistemas de adaptación bioclimática— para imaginar nuevas formas de espacialidad; otros, en cambio, abrazan deliberadamente cierta monumentalidad para abordar encargos prestigiosos que sueñan con inscribir el país en la liga de las construcciones de firma, aunque a menudo a expensas de distanciarse del contexto del lugar.

De esa dualidad que caracteriza la escena marroquí quiere ser testigo este dossier. Mientras que la Universidad Politécnica Mohammed VI en Ben Guerir, concebida por Bofill Taller de Arquitectura, representa la voluntad de modernización por medio de la educación y la innovación tecnológica, el centro de interpretación de la ciudad romana de Volubilis, de Oualalou+Choi, propone un enfoque más contextual, respetuoso con la huella arqueológica, el paisaje y la materia. Por su parte, el Museo Yves Saint Laurent de Marrakech, obra de Studio KO, conjuga las referencias patrimoniales con una gramática contemporánea, en tanto que el aeropuerto de Egleimín, de Groupe3Architectes, ilustra el papel estratégico que puede desempeñar la arquitectura en las políticas de desarrollo y de apertura de la región. Por último, la plaza Lalla Yeddouna que han remodelado Mossessian Architecture y Yassir Khalil en la histórica medina de Fez logra una elegante articulación entre memoria urbana y revitalización del espacio público.

De los rascacielos en Rabat y Casablanca a discretos centros cívicos en localidades más remotas, la arquitectura marroquí de nuestros días refleja, en toda su diversidad, las grandes aspiraciones de un reino en plena mutación: preservar, reinterpretar y proyectar. Una escritura en palimpsesto entre piedras, luz y tradición.

Rafael de La-Hoz, Torre Mohammed VI, Rabat


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