Creció en la miseria de la posguerra japonesa, cuando se ganaba la vida como boxeador profesional mientras se formaba como arquitecto de manera autodidacta para terminar revolucionando la arquitectura mundial con luz y cemento. El artista nipón presenta una retrospectiva en el Pompidou de París. A sus 77 años, Ando pasa revista a su trayectoria en París, a la vez que protagoniza una segunda muestra en Chicago, donde acaba de inaugurar el centro de arte Wrightwood 659.
"Mi casa era un lugar oscuro y de ventanas altas. En ese sombrío interior, apreciaba la escasa luz que llegaba dentro. A menudo, intentaba recoger la que entraba en mi habitación haciendo un cuenco con mis manos. Ese es el tipo de edificios que he querido construir: una arquitectura que aprecia la luz y que me recuerda a lo que sentía respecto a ella cuando era niño"...