Alemania estuvo presente en la Exposición Internacional de Barcelona de 1929 con un pabellón radiante, sencillo, moderno e intemporal, creado con mucho ingenio a base de cuatro tipos de mármol, vidrio y acero, y poco más. Hasta el punto de que hoy (su reconstrucción de 1986) sigue siendo admirado por todos los amantes de la arquitectura. El éxito de este edificio se lo llevó todo el arquitecto Mies van der Rohe. Pero él no estuvo solo, su trabajo se realizó, codo a codo, con Lilly Reich (Berlín, 1885-1947), diseñadora y profesora de la Bauhaus que, durante más de 10 años, trabajó (y compartió vida) con este destacado arquitecto cuya fama ha tapado con un manto de invisibilidad a su compañera.
Hasta ahora, que una beca que lleva el nombre de Lilly Reich, impulsada por la Fundación Mies van der Rohe que gestiona el edificio de Barcelona, ha recuperado y dado visibilidad al trabajo de esta pionera olvidada. El fruto de esta investigación le da la coautoría de edificio y también de la dirección artística, junto a Mies, de la sección alemana en toda la exposición internacional de Barcelona. También de la no menos famosa silla Barcelona, que se exhibió por primera vez, como trono real, en la visita oficial que hicieron los reyes de España al pabellón... [+]