Alex S. MacLean: la medida del paisaje

Kevin Moore 
31/10/2001


Meseta de bandas de trigo, Cutbank, Montana

La fotografía de paisaje es un medio de re­presentación artística de larga tradición. Todos los fotógrafos, desde Gustave Le Gray a Ansel Adams pasando por Carleton Watkins, han aborda­do el paisaje, cada cual con un estilo propio, que re­fleja las tendencias culturales de su tiempo, pero sin dejar de reconocer, por la forma en que las repiten o las rechazan, las convenciones pictóricas de quie­nes les precedieron en el arte de crear imágenes.

Si separamos, no obstante, los componentes de este género fotográfico, si hablamos de «paisaje» y de «fotografía» como de elementos independientes que sólo se unen ocasionalmente para formar un conjunto estable, nos encontraremos frente a dos inmensas canteras de minerales muy distintos. Los ámbitos de la fotografía y el paisaje coinciden ape­nas, pero presentan ciertas afinidades. Como los imanes, en una posición se repelen y en otra se atraen. El paisaje, un cuerpo vivo espacialmente ili­mitado, explotable, disfrutable, pero en última ins­tancia indestructible, suele ser objeto de nuestros más acalorados debates. La fotografía, cuya trans­parencia mediática oculta una tendencia hacia la opacidad y la distorsión, y cuya evidente vocación documental no puede reprimir un fuerte carácter es­tético, es la moneda visual más común de las utilizadas en nuestra sociedad para el intercambio de ideas. Si hay una palabra que las relacione, ésa es «naturalismo». El paisaje y la fotografía comparten una aparente claridad objetiva: parecen reafirmar lo que ya sabemos. Se dina que el conocimiento ne­cesario para leer una fotografía de un paisaje es tan amplio, tan desalentadoramente amplio, como nat­ural, tranquilizadoramente natural... [+]


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