Peter Zumthor

Basilea, 1943

29/02/2000


Zumthor cierra el índice alfabético y también el siglo, porque es el arquitecto más tardíamente reconocido de los que componen nuestra lista; el doblete es una casualidad que no sucede con su antípoda Aalto. Pensé que a este suizo que cierra el alfabeto de arquitectos habría que meterle en algún cómic de Guillermo Tell, salvando la obviedad, por su carácter cantonal, apartado y elusivo. Pero no encontré ningún cómic suizo de Guillermo Tell, salvo alguna hagiografía rancia para niños poco humorística, poco digna de este minucioso arquitecto carpintero de la apartada Chur en los Alpes helvéticos. Parece que ha estado encerrado en su lugar, pero tal vez los premios recientes que lo han puesto bajo los focos de la popularidad lo saquen de su mundo grisón y ensimismado, como sacaron al maesto Siza de su Oporto querido y de su labor delicada y cuidadosa.

La viñeta alude al edificio de las termas de Vals, el más telúrico sin duda de Zumthor, porque el museo de Bregenz era muy difícil de describir en los limitados términos de un cómic. Sus planos de vidrio y hormigón y sus articulaciones sofisticadas, de escala tan chica, ni se verían en el dibujo. Las termas en cambio tienen paisaje, formas rotundas, fuentes, y aunque no se pueda apreciar la poesía de las ranuras de luz azulada que cortan el edificio, da igual. Yo había pasado por Vals para bañarme, y me resultó un baño de arquitectura, de modo que tengo una cierta impresión dentro y dibujé de memoria el asunto. Aparte del agua caliente junto a la nieve, frente a las montañas, me gustaron los muros de piedra, pulida hasta componer una especie de roca perfecta, y las ranuras de luz azul que cuadriculan el interior. Y no digamos nada de la piscina de agua de jazmín. Algún personaje tenía que venir a bañarse con Zumthor, y no encontrando a Guillermo Tell, hice venir a los de la ciénaga, a Pogo y sus amigos, la tortuga y el caimán Albert que por cierto fuma puros como el arquitecto, y traerlos a disfrutar de las aguas de Vals, convertidas en exquisitas piscinas por obra del suizo. Ahí estan pues los de la ciénaga de Okefenokee, y se encuentran con el arquitecto en las aguas tibias. Parece que han pasado algo de frío hasta llegar, porque Vals está en el quinto pino, pero ya han entrado en calor.


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