
Construir en los nuevos ensanches no es lo mismo que trabajar en tramas consolidadas: estas exigen el respeto al hecho urbano; aquellos piden códigos más libres que trascienden los convencionales de la arquitectura, apelando a los de otras disciplinas, como la termodinámica. Esta es la premisa de la que partieron María José Pizarro y Óscar Rueda en su proyecto de 64 viviendas sociales en el Ensanche de Vallecas de Madrid, concebido a la par como una operación de moldeado energético sobre el sólido capaz dado por la normativa urbanística, y como un proceso de especialización de la envolvente según criterios medioambientales. Así, mientras que el volumen evita la orientación noreste para conseguir la mayor superficie soleada —achaflanándose superior e inferiormente para resolver los áticos retranqueados y la planta baja—, la piel se activa bioclimáticamente gracias al aislamiento térmico y al diseño de los huecos, de tal modo que la imagen final recuerda a una piedra erosionada por el paso del tiempo: porosa a la ventilación natural durante el verano, pero estanca al frío durante el invierno.