La arquitectura de Frank Gehry no puede catalogarse a la ligera de moderna o posmoderna; su obra permanece ajena a la censura de lo hecho a medida. La apariencia indómita de muchos de sus edificios irritan a quienes admiran los diseños arquitectónicos sujetos a control. Por la articulación vigorosa de las formas que crea merecería ser llamado el Frank Furness del siglo XX. Aunque sus obras tengan poco que ver con los edificios historicistas del siglo XIX, sí tienen algo en común con aquel culto Victoriano del primitivismo prerrenacentista, como también con el encumbramiento Victoriano del «carácter» arquitectónico por encima de la «belleza» o la «armonía» más nobles y tradicionales. Que Gehry esté, en comparación con otros, aislado del ambiente general de la arquitectura contemporánea no significa que su obra exista fuera de todo contexto cultural…[+]