La mañana del día 11 de septiembre de 2001 yo estaba hablando por teléfono, apostado en la ventana de un apartamento situado en 11 Cortlandt Street, a dos manzanas del World Trade Center, cuando, de golpe, el siglo XX se esfumó. Yo no lo sabía en ese primer momento. Tampoco podía ver la causa de tal extraño ruido, que sonaba como el del papel de aluminio arrugado que se hubiese mezclado con el de la porcelana rompiéndose, y con los gritos que siguieron al estrépito. Estaba mirando en la dirección equivocada. Colgué el teléfono. Cuando me di la vuelta, vi la parte superior de la torre norte vomitando humo negro como si fuese una chimenea. No se veía fuego (todavía no). Había también una gran cantidad de papel blanco, flotando en torno al remate de la torre, claramente visible por el contraste que se producía con el humo que cubría el fondo, aunque ahora no pueda estar seguro de si se trata de algo que realmente vi o de una imagen que, después del hecho, se formó en mi memoria visual...