Sofá Chester: El icono que nunca pasa de moda

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El sofá Chester es un icono del diseño británico con origen en la ciudad de la que toma su nombre, Chesterfield. Aunque hay diferentes versiones sobre el verdadero origen de este sofá, una de las historias más aceptadas cuenta que Felipe Stanhope, IV conde de Chesterfield, encargó a un reputado ebanista un sofá que por su estructura permitiera mantener una postura erguida persiguiendo la doble finalidad de facilitar una postura propia de buena educación y evitar que se arrugaran las vestimentas.

El resultado de esta pieza cuyo origen se sitúa entre finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX fue el de un diseño imperecedero, de líneas robustas y gran versatilidad que ha sido versionado a lo largo de más de dos siglos después de su creación, popular por su capacidad para adaptarse a todo tipo de estilos decorativos.

El sofá Chesterfield, más conocido como Chester, surge con un aire predominantemente masculino ya que en un principio fue utilizado sobre todo en los elitistas clubes masculinos de Londres de la época, donde sólo se permitía el acceso a los caballeros. Posteriormente se propagó su uso entre las viviendas nobles y de las familias pudientes de Inglaterra convirtiéndose en pieza distinguida de sus clásicos salones. Se dice que se trataba de un sofá ideal para los invitados; elegante y vistoso, pero no especialmente cómodo, para evitar que se alargaran las visitas indeseadas.

Entre sus características se puede mencionar el tapizado del respaldo en capitoné - técnica de tapizado acolchado en la cual la tela y el relleno se fijan a la base mediante botones que se colocan dibujando un patrón de rombos o cuadros que resalta su relieve. Las patas vistas, originalmente de madera torneada y escasa longitud. Respaldo y reposabrazos a la misma altura trazando una línea recta, con brazos curvos, en voluta. Así como su tapizado originalmente en cuero.

Un diseño versátil y adaptable a cualquier estilo decorativo

Símbolo del diseño británico clásico, robusto, glamuroso y con gran carga visual, el éxito de este icónico sofá está en su versatilidad para adaptarse a todo tipo de estilos decorativos. Si bien surge como un mueble de estilo clásico, es capaz de aportar carácter y personalidad a los salones de las viviendas encajando con facilidad en todo tipo de estilos. Al estilo industrial, al aportar peso y calidez a los ambientes amplios y fríos propios de este estilo; a espacios que se quiera aporta un toque vintage, o aquellos distintos como puede ser el rústico.

Esta versatilidad inherente a sus líneas de diseño se incrementa con la posibilidad de escoger diferentes telas para su tapizado que encajen con los gustos, la funcionalidad del espacio o el estilo decorativo. El clásico tapizado en cuero para dar un aire industrial, decorar espacios de trabajo o zonas de lectura; tapizado de terciopelo, en colores oscuros como el verde o el azul para ambientes más sobrios; tonos morados o rosados para dar una nota de color a los espacios, o aportar una nota más informal con un tapizado de pana.

En la actualidad, atendiendo a la calidad de los materiales utilizados en su estructura y tapizado pueden encontrarse sofás Chester en distintos acabados, como los que vemos en Menzzo Decoración. Según el espacio del que dispongamos podemos optar por el clásico sofá Chester de tres plazas o elegir uno de dos plazas o individual, tipo butaca. Un abanico de posibilidades en distintos colores que dará un toque elegante y original.



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