La historia de la casa es una historia de sumisión: sometimiento al imperio de la necesidad, que pauta los espacios con la ley de hierro del confort climático y la higiene corporal; sometimiento al dominio público, que se infiltra en el recinto protegido de lo íntimo coreografiando la representación social de lo privado; y sometimiento de la mujer al varón a través de la servidumbre penosa del trabajo doméstico y el enclaustramiento pudoroso en las celdas penitenciales de una vivienda penitenciaria.
Los libros corales aquí reseñados, escritos mayoritariamente por mujeres, transforman la historia del interior en una historia indócil, y ello a través de un triple desafío: frente al entendimiento de la habitación como lugar del hábito y la costumbre se subrayan las mudanzas técnicas y las mutaciones familiares que registran la cultura visual y el testimonio literario; frente a la concepción de lo doméstico como reducto de la individualidad autónoma se evidencia la naturaleza colectiva del alojamiento personal, minuciosamente documentada por la historia social; y frente a la exaltación de la intimidad domiciliaria como aura privilegiada de la feminidad se levanta tanto la exploración de los episodios y espacios de independencia femenina como la vinculación de este proceso liberador con los interiores lacónicos de la modernidad.
En la estela de pioneros como Mario Praz o Peter Thornton, haciendo uso abundante de estudios sobre la evolución de la técnica y el desarrollo urbano, pero alimentándose también de la historia de las mentalidades o de la sociología de lo cotidiano, estas obras exploran el territorio que se encuentra entre la pintura de género, la literatura costumbrista y la documentación arquitectónica para retratar la intimidad domesticada y la domesticidad insumisa, cara y cruz de ese espacio privado donde cristalizan todas las pulsiones del ámbito público. Los dos volúmenes españoles, promovidos por una empresa inmobiliaria, desbordan con creces la condición de coffee table que suele afligir a tales patrocinios, para ofrecer un conjunto de textos bien documentados y espectacularmente ilustrados, que recogen las transformaciones del espacio doméstico en España desde el siglo XVI; el libro británico, producto de la colaboración entre el Royal College of Art, el Victoria and Albert Museum, y el Bedford Centre for the History of Women, es igualmente una obra colectiva, con formidables imágenes y casi el mismo arco temporal que la obra española, aunque en este caso su escenario anglosajón se amplía con los interiores italianos y holandeses de los siglos XV al XVII, y los franceses del XVIII y el XIX.
Ambas obras son recomendables, y ambas adolecen de idéntico defecto, la escasa capacidad editorial para orquestar colaboraciones diversas en un conjunto coherente, equilibrado en sus partes y expurgado de reiteraciones. De los ocho capítulos que forman los dos volúmenes de La casa, los tres últimos son claramente prescindibles, ya que restan al proyecto consistencia, y los cinco restantes deberían haberse coordinado con mayor rigor, por cuanto se solapan en exceso, desdibujando los muchos méritos que tienen cada una de las colaboraciones. Por su parte, los treinta artículos de Imagined Interiors son heterogéneos hasta la extravagancia en extensiones y temas, de manera que el retrato que ofrecen se asemeja a un patchwork apresuradamente enhebrado, donde llaman más la atención los agujeros y remiendos que las piezas mismas, por más que algunas sean excelentes.
Las dos recopilaciones inician su recorrido de forma más o menos simultánea a la aparición de la pintura al óleo y de la imprenta, una aurora renacentista que introduce al individuo en la historia, pero también los instrumentos mediante los cuales imágenes y palabras describen su recién estrenada autonomía; la obra británica, de manera consecuente, extiende el registro visual contemporáneo hasta el cine y la televisión, y sería deseable haber hallado este colofón en la española, porque es quizá en este territorio de la mirada moderna donde mejor se advierte el tránsito de los interiores domésticos desde el hábito domesticado hasta la intimidad indómita.
