No sería acertado definir esta publicación como un libro sobre la tumba Brion. El que se acerque a él con el mismo espíritu que a anteriores monografías, como las de Peter Noever o Vitale Zanchettin, quedará decepcionado ante la falta de datos nuevos o fotografías descriptivas del abigarrado complejo espacial que Carlo Scarpa fue capaz de ensamblar en un ámbito poco mayor que la parcela de una vivienda unifamiliar.
Lejos de atribuir a la fotografía el carácter narrativo respecto a la arquitectura al que estamos habituados, Guido Guidi subvierte los términos, empleando lo construido como medio para sustentar la luz, que con él adquiere una cualidad protagonista y matérica, en detrimento de la representación de la forma edificada.
Fruto de una investigación emprendida en 1996 por encargo del Centro Canadiense de Arquitectura y continuada hasta la fecha, el libro explora en series de fotografías de un mismo encuadre el devenir de la luz a lo largo de las estaciones y los días. Con esta aproximación, Guido Guidi consigue que olvidemos las formas pregnantes de la tumba Brion y las percibamos como una textura, un lienzo despojado de sus cualidades espaciales que sirve de soporte a la luz. La simetría de las superficies, la propia geometría de las sombras, la gradación de tonos de gris en los muros de hormigón prevalecen sobre la descripción del objeto arquitectónico y recuerdan a las composiciones de Paul Klee, con sus flechas señalando el norte aquí logradas mediante fuertes sombras. Sombras y manchas de luz complementan así la geometría plana en que deviene el espacio cuando atraviesa la lente de Guidi. El juego propuesto alcanza su mayor efecto cuando las imágenes se presentan en series yuxtapuestas, como la magnífica composición de la contraportada, en la que una docena de fotogramas de un mismo fragmento centran la atención no en lo construido, sino en la cualidad corpórea que la sombra adquiere y que en su transformación paulatina habla de un espacio que ha dejado de ser tal, de la luz convertida en protagonista e, inesperadamente, también del tiempo.
