Doce obras explican la narrativa de la colección que la bodega subterránea Otazu de Navarra —proyectada por el arquitecto Jaime Gaztelu Quijano y por el ingeniero Juan José Arenas de Pablo— expone entre viñedos, edificios y paisajes. Son paradas de un viaje a través del arte contemporáneo. Lugares de espacio, tiempo y materia. Una línea que es un relato. Del agua y el cristal del artista chileno Alfredo Jaar en El color de nuestras vidas a la pieza, entre física y sonora, del argentino Leandro Erlich Valkirias de Otazu, atravesando la colosal presencia, al igual que una antigua reina, del bronce La dama de Otazu, que firma el valenciano Manolo Valdés.
Bodega Otazu: Arte y arquitectura
ABC. Otazu: al pan, pan, y al vino, una pensada colección de arte