The Young Brazilians
Generation Seville
Iniciada en 1991, la Guerra del Golfo dejó 137.500 muertos. Al mismo tiempo, en el otro extremo del mundo, tenía lugar otra batalla, incruenta, pero que dejó cicatrices de otra índole en la nueva generación de arquitectos brasileños. Después de décadas sin que se celebrasen concursos de arquitectura, 165 profesionales lucharon encarnizadamente entre sí para conseguir el encargo del pabellón nacional en la Expo de Sevilla, que habría de celebrarse un año más tarde. Durante el proceso, la disputa fue silenciosa, pero esta se hizo cruel una vez que se conoció el resultado, al hilo de un debate atípico y encendido en torno a la propuesta ganadora, que consistía, en líneas generales, en una caja de hormigón armado, con un gran vano y tres puntos de apoyo, dotada de una espacialidad introspectiva. El edificio retomaba el brutalismo de la escuela paulista, la corriente arquitectónica de São Paulo imperante en el panorama brasileño post-Brasilia y liderado por Vilanova Artigas, maestro de Paulo Mendes da Rocha. La alegría contagiosa de las líneas sinuosas de Oscar Niemeyer y la exuberancia de Roberto Burle Marx —pese a que desde afuera pudieran todavía considerarse como apropiadas para expresar la marca ‘Brasil’— fueron dejadas para tiempos mejores: el abismo social brasileño no podía quedar enmascarado por la delicadeza...