Cumplo este año veinte de vivir en Berlín, efemérides personal que ha coincidido con la salida a la plazuela pública de una revista de arquitectura y urbanismo que dedica su primer número a mi ciudad de adopción. Especialistas de prestigio se encargan de estudiar algunos de sus aspectos y peculiaridades; en mi doble condición de profano en la materia y de habitante de la ciudad, me piden unas reflexiones sobre el hecho de vivir en Berlín. Se trata de narrar la experiencia del que vive en la ciudad, a ser posible incluso la del que vive la ciudad. La distinción no es deleznable: se puede vivir en una ciudad, con sus ventajas e inconvenientes, sin vivir la ciudad, su ambiente y hasta espiritualidad. Como todo lo humano, también las ciudades, además de un cuerpo, de una infraestructura material, objetivamente descriptible, tienen un alma, un espíritu propio que resulta mucho más difícil, y sobre todo más subjetivo, de aprehender. Los berlineses aluden a él cuando se ufanan del aire de su ciudad —el tan traído y llevado berliner Luft— al que dan varios significados, desde el meramente físico (claro, seco y transparente), hasta el psíquico y espiritual. Berlín sería una ciudad en la que se podría respirar a gusto, en el sentido más amplio de la palabra. Dada la polución actual, sacar el aire a colación parecería en exceso sarcástico, y en un sentido metafórico puede aplicarse, en mayor o menor medida, a toda gran ciudad —el que viene de un ambiente rural, o estrechamente provinciano, respira libertad en cualquier metrópoli—, amén que vincular el espíritu de libertad con la ciudad de Berlín es tópico bien manoseado, que ya sólo se atreven a utilizar los políticos que nos visitan. Para tratar de captar el espíritu, el aire de Berlín, a lo mejor no es mal remedio, siguiendo el ejemplo de aquellos novelistas que nos introducen en el alma de un personaje con la descripción pormenorizada de su aspecto físico, origen social y ambiente en el que se desenvuelve, presentar los rasgos esenciales del espacio físico, social y cultural que configuran a la ciudad...[+]
