No se recuerda qué necesidad, orden o deseo impulsó a los fundadores de Zenobia a dar esa forma a su ciudad, y por eso no se sabe si quedaron satisfechos con la ciudad tal como hoy la vemos, crecida quizá por superposiciones sucesivas del primero y por siempre indescifrable diseño. Pero lo cierto es que si a quien vive en Zenobia se le pide que describa cómo vería feliz la vida, es siempre una ciudad como Zenobia la que imagina, con sus pilotes y sus escalas colgantes, una Zenobia quizá totalmente distinta, flameante de estandartes y de cintas, pero obtenida siempre combi- Dicho esto, es inútil decidir si ha de clasificarse a Zenobia entre las ciudades felices o entre las infelices. No tiene sentido dividir las ciudades en estas dos especies, sino en otras dos: siguen dando su forma a los deseos y aquellas en las que los deseos o bien logran borrar la ciudad o son borrados por ella. Italo Calvino. Las ciudades invisibles.

A lo largo de los siglos se han desarrollado, respecto a la arquitectura y el urbanismo, unas convenciones de carácter universal. Aun así, cada ciudad posee además su peculiaridad, su propia historia y sus propias convenciones. Sin embargo, debido a la movilidad de la sociedad industrial, al crecimiento avasallador y a la destrucción bélica, muchas de estas convenciones han quedado desplazadas o destruidas o, simplemente, han caído en el olvido. A esto se añade que en la era de la sociedad de masas, en la que se habla sin cesar de comunidad y de conciencia colectiva, se ha desarrollado un subjetivismo de especial magnitud y de amplias pretensiones. Este hecho no sólo ha producido controversias ideológicas, sino que ha sembrado también la incertidumbre en la relación con la naturaleza, en la planificación de las ciudades e incluso en la construcción de viviendas, que es, en el fondo, algo sencillo. Mas la naturaleza, la ciudad y la vivienda constituyen el espacio vital del hombre. La «ciudad interior como hábitat», tema central de la Internationale Bauausstellung Berlin (Exposición Internacional de Arquitectura de Berlín), se revela de esta suerte como un problema tanto específico como universal...[+]