Lo pequeño no sólo es hermoso, sino, mejor aún, factible. En la historia de la arquitectura, muchas de las innovaciones que revolucionaron la disciplina sólo pudieron traspasar el mundo de los planos y las maquetas cuando el propio arquitecto o algún cliente desprendido e ilustrado se atrevieron a sufragar la construcción de un experimento funcional, técnico o compositivo, generalmente de tamaño reducido. Claro que, en arquitectura, el más pequeño de los objetos es ya bastante grande y costoso...[+]