Una caja de vidrio protege el edificio de la antigua estación mientras que una gran cubierta con vacíos puntuales se extiende sobre las vías del tren, generando un nuevo espacio urbano verde en la ciudad; los vacíos permiten la entrada de luz y aire.
Con la idea de ofrecer nuevos espacios cívicos, la propuesta incorpora un gran edificio cultural —el Melbourne Room—, y una serie de conexiones peatonales bajo una celosía acristalada que protege a los usuarios sin interrumpir las vistas.
Sobre las vías del tren se sitúa la piazza —un nuevo espacio público que conecta de norte a sur la estación con el paseo—, y un anfiteatro orientado hacia un escenario sobre el río. La nueva plaza se inserta en la estación cosiendo el tejido urbano.
Desarrollada a lo largo del río, la propuesta se presenta como una solución económica: sólo se cubre la parte central de la playa de vías. Se propone una intervención que no paraliza el funcionamiento de la estación durante las obras.
El reflejo y la propagación de olas y curvas es la metáfora que inspira el proyecto, que incluye un amplio jardín en la cubierta compuesto por una gran diversidad de vegetación, y una serie de ‘islas’ puntuales que sirven como lucernarios de la nueva
La cubierta, compuesta de bóvedas longitudinales extruidas en la dirección de las vías del tren, se inspira en el diseño original del siglo xix. La nueva incorporación busca integrarse con el edificio histórico trabajando las conexiones con la ciudad
