Exposición  Arte y cultura 

‘After Belonging’, Trienal de Arquitectura de Oslo

Sin patria ni bandera

Miguel Fernández-Galiano 
30/11/2016


El título de la Trienal de Arquitectura de Oslo, ‘After Belonging’, no es fácil de traducir. Pudiendo ser interpretado como ‘búsqueda de pertenencia’ o ‘después de pertenecer’, este juego de palabras expone un conflicto semántico que escapa del lenguaje para enfrentarse a una situación de crisis social, económica y arquitectónica. Esta idea ambivalente de ‘pertenecer’, que se refiere tanto a la circunstancia de formar parte de un lugar como a la de ser propiedad de una persona, es el tema estructural de la quinta edición de una trienal que cuestiona «nuestra dependencia de lugares o colectividades —¿a dónde pertenecemos?— así como nuestra relación con los objetos que poseemos, compartimos o intercambiamos —¿cómo administramos nuestras pertenencias?—. »

La globalización ha redibujado las fronteras físicas y virtuales que dictaban los comportamientos sociales y políticos durante el siglo XX. Los movimientos masivos de personas, ya ocurran de manera voluntaria (turismo, trabajo) o impuesta (conflictos bélicos o políticos, escasez de recursos, falta de oportunidades…), exigen una reflexión sobre la nueva identidad de los lugares de destino y de partida, así como de las zonas intersticiales que aparecen entre ambos. Este tema, actual y complejo, no es ajeno a las preocupaciones de los comisarios de la muestra, cinco arquitectos españoles que, en su condición de expatriados y coincidiendo en la Universidad de Columbia en Nueva York, juntaron sus currículums para presentarse a la convocatoria de la OAT (Oslo Architecture Triennale) en 2014. Todos menores de cuarenta, Lluís Alexandre Casanovas Blanco, Ignacio González Galán, Carlos Mínguez Carrasco, Alejandra Navarrete Llopis y Marina Otero Verzier estructuran la investigación en tres grandes ejes que dialogan entre sí: uno teórico, recogido en el catálogo y en los numerosos encuentros y debates que tendrán lugar durante los meses en los que se desarrolla el evento (desde septiembre hasta noviembre de 2016), y dos expositivos, ‘In Residence’ y ‘On Residence’, organizados en dos localizaciones y con acercamientos tan diferentes como complementarios.

‘In Residence’

En el centro de Oslo, el pabellón acristalado del arquitecto noruego Sverre Fehn en el Museo Nacional de Arquitectura acoge ‘In Residence’, quizá la parte más consolidada de la investigación de la muestra. A través de diez localizaciones, los comisarios buscan redefinir el concepto de ‘lugar’, evitando las constricciones tradicionales del término «referentes al contexto o las fronteras geométricas». Estos nuevos lugares responden a lo que ellos describen como «nodos inestables sometidos a alteraciones o redefiniciones».

El Aeropuerto Gardemoen en Oslo y la ciudad de Kirkenes, frontera entre Noruega y Rusia, se estudian como espacios intersticiales, bordes legales o límites geográficos en los que la procedencia pasa a un plano paralelo. La inmigración masiva o la crisis de los refugiados se representan con el asilo de Torshov, en Oslo también, donde el aumento de población sirve de termómetro arquitectónico de los conflictos internacionales. Un ejemplo sobre el impacto del turismo se refleja en la Dubai Healthcare City, cuyas lujosas instalaciones reciben a miles de turistas, mientras que los habitantes de la misma ciudad se ven obligados a desplazarse para recibir un servicio médico de calidad adecuado a su nivel económico. Por su parte, el antiguo barrio obrero de Tensta en Estocolmo es hoy el hogar de una población mayoritariamente árabe que ha transformado la homogénea construcción original creando un «nuevo paisaje doméstico global». En contraposición, las naves de almacenamiento en el centro de Nueva York ilustran una nueva tipología arquitectónica asociada a una inédita forma de habitar en la que el usuario se despoja de la mayor parte de sus pertenencias como reacción a un crecimiento descontrolado del precio del metro cuadrado.

Esta ambiciosa selección continúa con dos ejemplos tecnológicos: las comunidades religiosas en Lagos y los apartamentos de alquiler en Copenhague. En el primer caso, la llegada de la banda ancha ha sido aprovechada como una herramienta de difusión y reunión, dando lugar a nuevas arquitecturas que transforman el paisaje físico y virtual. En el segundo, la proliferación de apartamentos en alquiler a través de plataformas digitales ha desencadenado un fenómeno turístico en el que los visitantes ya no se conforman con la habitación de un hotel, sino que buscan la experiencia de integrarse como un residente. Por último, destacan dos comunidades que han desarrollado estructuras comerciales que han alterado la evolución económica, social o arquitectónica de una región: Risaralda en Colombia —una comunidad cafetalera cuya economía depende del dinero que reciben de sus emigrados— y Prato, cerca de Florencia, uno de los barrios chinos más grandes de Europa con una población de más de 50.000 habitantes.

Este trabajo de investigación se acompaña de diez informes sobre cada una de las localizaciones, firmados por equipos internacionales y multidisciplinares, entre los que se encuentran los españoles Husos. ‘In Residence’ se completa con la exposición de los proyectos ganadores de un concurso para intervenir en las cinco localizaciones nórdicas a través de estrategias espaciales, tipológicas, materiales, digitales o legales; concurso en el que ha participado el estudio madrileño Bollería Industrial, que propone una serie de artefactos que critican ingeniosamente los absurdos procedimientos de seguridad en los aeropuertos. Los diez informes y las cinco estrategias conforman diez paquetes expositivos que, pese a su indudable valor plástico, compiten difícilmente con la profundidad de la investigación a la que acompañan. 

‘On Residence’

No muy lejos del museo, el centro de diseño y arquitectura (DogA) despliega en su nave principal una lluvia de objetos suspendidos que componen la segunda parte de la trienal: ‘On Residence’. Muebles, pantallas, maquetas y paneles colgados de las cerchas conforman una espectacular escenografía para explicar los 33 proyectos elegidos por los comisarios. Cada uno de ellos viene representado por una instalación hecha a propósito para la trienal, a veces difícil de comprender por la falta de relación con el contenido, o por los confusos textos que las describen.

Ordenados bajo cinco epígrafes que establecen paralelismos con la exposición ‘In Residence’, los proyectos oscilan entre lo teórico, lo imaginativo, lo propositivo y, alguna vez, lo construido. El colectivo italiano Folder recibe al visitante con una pared de globos terráqueos que simulan la cantidad de datos geoespaciales que Gobiernos y empresas privadas registran. También en vídeo, Pornified Homes de Andrés Jaque, compara con un discurso provocador y atractivo la Victoria amazonica (un nenúfar originario de Brasil) con los escorts masculinos brasileños. De la misma forma que el Londres de mediados del siglo XIX se transformó tras la aparición de los invernaderos (Joseph Paxton los popularizó tras la construcción de la Lily Hothouse en Chatsworth para dar cobijo, originalmente, a la Victoria amazonica),Jaque se cuestiona si la popularidad de estos acompañantes brasileños puede desencadenar un efecto similar en los edificios en los que viven, puesto que ambos son «cápsulas de hábitat tropical de atractivas especies exóticas».

La trienal hace bien en destacar la capacidad crítica y analítica de los arquitectos, pero peca quizá de no celebrar suficientemente la importancia de salir del plano conceptual y teórico para intervenir activamente en la realidad. En las dos exposiciones sólo los holandeses ROTOR —que recuperan, catalogan y reutilizan los interiores de la sede central de un banco— y los españoles Enorme Studio/PKMN —cuyo proyecto Home Back Home adapta las habitaciones de jóvenes que, tras emanciparse, han de volver a su casa paterna debido a la crisis— se enfrentan al tema de la trienal desde la construcción. La participación hispana se completa con Welcome Hotel de estudio SIC|VIC; Split Waters: Forty Installations for Disputed Islands, de Luis Callejas y Charlotte Hansson; y An Old World in a Former New Worldde Cooking Sections.

‘After Belonging’ es tan provocadora como estimulante. La complejidad, a veces excesiva, caracteriza una muestra muy coherente en la continuidad de su planteamiento y que es capaz de arrastrar al visitante a un torrente caótico de ideas que invitan a la reflexión, a la participación y, sobre todo, a la acción. La trienal y el catálogo fundamental que la acompaña abren un debate interesante y necesario, que debe responder a los numerosos interrogantes de esta búsqueda de pertenencia antes de que la sociedad y la ciudad queden huérfanas de identidad geográfica, cultural o digital. 


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