Pese a que las dificultades de gestión que implica cualquier transformación urbana son con frecuencia insuperables, en ocasiones el espacio público se convierte en el material de proyectos extraordinarios que tienen como fin la ciudadanía. Reconocerlos es el objetivo del Premio Europeo del Espacio Público Urbano, otorgado por el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona en colaboración con otras seis instituciones europeas, y cuya octava edición desde 2000 ha correspondido a dos premio ex aequo y cuatro menciones especiales, seleccionados entre 25 finalistas.

Mientras que los dos premios han sido para dos enclaves mediterráneos —la reforma del Vieux-Port de Marsella (véase Arquitectura Viva 154) y la intervención en el cauce del río Vinalopó en Elche—, las cuatro menciones dan cuenta de geografías variadas, desde la apertura de los humedales de Rainham en el Reino Unido hasta la pasarela y el porche del teatro La Lira en Ripoll (véase Arquitectura Viva 136), pasando por el cementerio islámico de Altach, en Austria, y el proyecto Baaba, un corredor para ciclistas y peatones en Helsinki.