En 1930 Frank Lloyd Wright ya decía que «la vivienda social no es solamente el problema más grave de América, sino el problema más difícil para sus arquitectos más importantes.» La realidad es que la casa unifamiliar ha jugado un papel único en la historia de la arquitectura; sin embargo, en la cultura contemporánea ha pasado a estar asociada a las clases sociales con mayor poder adquisitivo. Convencido de que «la arquitectura debe ser expresión de la democracia en América», el arquitecto Samuel Mockbee (1944-2001), que falleció de leucemia el pasado mes de diciembre, fundó en 1992 el taller Estudio Rural (Rural Studio) en la Universidad de Auburn en Hale, Alabama, una de las zonas más pobres de los Estados Unidos, lo que le valió reconocimientos tan importantes como la ‘beca de genios’ MacArthur, que recibió en 2000. El programa de construcción de viviendas y otras arquitecturas comunitarias del Estudio Rural es único en su planteamiento desde casi todos los puntos de vista. Se han materializado con presupuestos muy bajos y materiales poco comunes proyectos concebidos de acuerdo a las necesidades de los usuarios y en consonancia con el lugar, que responden con diseños innovadores a una de las preguntas más complejas que plantea la profesión: ¿cómo recuperar el sentido social de la arquitectura?...
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