Movimientos de apertura

El clasicismo del Berlín guillermino

Luis Fernández-Galiano 
31/12/2001


Mies en la puerta de la casa Riehl, c. 1910

Cuando 1905 deja su nativa Aquisgrán por Berlín, Ludwig Mies tiene diecinueve años, un buen conocimiento práctico de los materiales y las técnicas de construcción tradicionales, un ojo y una mano admirablemente entrenados en el dibujo, y una determinación obstinada y ambiciosa poco común. La Alemania guillermina traduce su expansivo dinamismo económico y técnico en construcciones retóricas y ampulosas, pero lo maestros berlineses de Mies, formados en la disciplina de las artes decorativas, practican un clasicismo higiénico y escueto. Bruno Paul, que en sus dibujos de Simplicissimus caricaturiza el archiconservadurismo del Kaiser, diseña sus casas en un estilo Biedermeier rectilíneo y depurado en todo opuesto a los excesos formales del ostentoso barroquismo guillermino; y Peter Behrens, en la vanguardia del diálogo de la arquitectura con la industria y la artesanía, otorga nueva vida al neoclasicismo riguroso y elemental del gran Schinkel berlinés. Los primeros proyectos de Mies son deudores de ese clasicismo pragmático, levemente impregnado de perfume romántico, y en íntima sintonía con los movimientos de reforma de la casa y el jardín que florecen en Alemania a principios de siglo... [+]


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