El orden industrial

Construcción, democracia y monumento

Luis Fernández-Galiano 
31/12/2001


Mies en 1952

Mientras de la mano de Greenwald desarrollaba su trabajo en el entorno exigente de la promoción inmobiliaria, Mies continuaba enseñando y proyectando en el marco académico del IIT. Siempre con la ayuda de sus lugartenientes de la Bauhaus, el maestro acabó estableciendo el método lacónico y unívoco de quien pensaba que no se crea una nueva arquitectura cada mañana, y los más dotados de los estudiantes formados en la rigurosa disciplina clónica de la escuela terminarían colaborando en su despacho profesional, cerrando así el círculo virtuoso del taller, en la venerable tradición del Baukunst a la que Mies se sentía vinculado. Sus edificios en el campus comenzaron a utilizar ese método implacable para abordar otras cuestiones: la manera de expresar el carácter de los usos a través del vocabulario homogéneo del orden industrial; y los procedimientos para reconciliar el espíritu igualitario de la democracia con la condición monumental de algunas de sus obras. Al primer asunto respondió con dos proyectos consecutivos, la central térmica y la capilla, situadas en los extremos simbólicos del abanico programático —las más perentorias necesidades materiales y las más elevadas funciones espirituales—, y que Mies resolvió con idéntica abstracción geométrica, rehusando la locuacidad de los signos, pero dotando a la central térmica de un refinamiento insólito en un edificio de servicios e interpretando en la capilla la solemnidad del espacio sagrado a través de la depuración estructural, la silenciosa simetría y la luz generosa del volumen prismático; esos mismos mecanismos formales, unidos a la progresión ambiciosa del clear-span, servirían para contestar la segunda de las cuestiones, referida a la ambigüedad democrática de la monumentalidad... [+]


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