La universidad de Vigo, cuyo campus principal se encuentra a 10 kilómetros del centro urbano, propone la rehabilitación de tres construcciones en el casco histórico, con el fin de extender su actividad.

Un volumen de madera se apoya en los soportales de piedra, únicos restos existentes, con parte de las fachadas y muros medianeros, de las construcciones previas. Una caja dentro de otra: madera y piedra. La caja de madera es enteramente de madera, estructura y construcción incluidas, pero con sistemas industrializados que optimizan el uso del material y su respuesta temporal. El proyecto se inspira en la construcción naval tradicional, incorporando los últimos avances disponibles en i+d, como corresponde al destino del edificio.

La elección del material y su sistema constructivo permite la integración en la tradición local sin renunciar a cierta dosis de contemporaneidad. En el alzado oeste se restauran los soportales y partes de la fachada de piedra. Los arcos sirven de apoyo a la nueva construcción, cuya cimentación se completa con micro pilotaje en la zona central, losa en parte del perímetro y roca directamente en la parte posterior. Antes de los rellenos portuarios el terreno estaba al borde del mar, por lo que es geológicamente complejo.

Tres criterios rigen la intervención en las fachadas, en función de las originales. La ubicada más al norte se reconfigura, reutilizando sus propias piedras, para adaptar un altillo previo. La central se refuerza y completa con una nueva cornisa de piedra similar a la existente. Y en la última se restauran con mayor delicadeza los revocos con azulejos insertados.

La altura permitida se completa con una celosía de pilares de madera laminada que integra estructura, protección solar e imagen con la verticalidad sugerida por la normativa y la impronta de un edificio institucional. La fachada este, incrustada entre las plazoletas, patios y callejuelas interiores, se resuelve de manera similar, aligerada por la reducción del impacto solar. La volumetría prevista se agota rematando el conjunto con tres cubiertas longitudinales a cuatro aguas de zinc, perforadas en la zona central con dos lucernarios que inundan de luz norte el interior.

El programa funcional es flexible, con espacios de trabajo, reunión, exposición..., distribuidos en los diferentes niveles. Del antiguo parcelario, cuya huella se conserva, el volumen menor acoge los espacios servidores: escalera protegida, aseos, instalaciones en la última planta, pero también una sala de reuniones en cada una de las superiores. El resto se distribuye en los otros dos volúmenes, con una zona institucional en la fachada principal de la planta primera y algunas aulas ya configuradas en la segunda.