La Universidad Central Europea ocupa cuatro edificios adyacentes en el interior de un bloque urbano compacto en el corazón de Pest. Mediante una estrategia de intervención por fases, el proyecto tiene el objetivo de transformar una serie de propiedades heterogéneas —que hoy en día funcionan de forma independiente— en un conjunto unitario, con un esquema claro de circulación que promueva la participación de los ciudadanos en la vida universitaria.

Los patios y pasajes, que caracterizan la ciudad de Budapest, son también el eje central del proyecto, ya que atraviesan el interior de la manzana generando recorridos continuos entre las diferentes actividades académicas. Además de la reforma de los edificios existentes, el proyecto incluye la demolición de dos construcciones ineficientes para sustituirlas por dos nuevos volúmenes que redefinen la cara pública de la universidad. Estos nuevos frentes, formados por planos oblicuos que aportan profundidad, reflejan la condición tridimensional de las fachadas del entorno que cuentan con elementos escultóricos de gran expresividad. En el último nivel, una sucesión de cubiertas ajardinadas enlazan los diferentes volúmenes y ofrecen un espacio social al aire libre con vistas hacia el Danubio.