Concebido como un ‘condensador social’, el proyecto se implanta a los pies del Palacio Real de Madrid, en la recién rehabilitada ribera del Manzanares, buscando ser un intermediario entre la ciudad y el parque mediante un apilamiento de usos deportivos en altura. El conjunto está abierto al aire libre y los niveles inferiores se van protegiendo de las posibles lluvias gracias al conjunto de rampas y escaleras que no sólo cubren sino que también conducen el agua. Así, todos los materiales (el edificio se resuelve únicamente con acero y hormigón) están diseñados para aguantar la intemperie y, a través de sus acabados —antideslizantes en lugares húmedos y poco porosos en zonas donde se acumula más suciedad—, solventar los problemas funcionales del programa...[+]