Casa en Llinars del Vallés, Barcelona
Fidela Frutos  Josep M. Sanmartín  Jaume Valor 


La reducción de los costes y del plazo de ejecución con respecto a una obra convencional han sido uno de los criterios de partida de este proyecto basado en la prefabricación y el uso de elementos industrializados. El cuerpo principal del edificio se levanta sobre una planta semienterrada construida con muros de contención de hormigón in situ, a partir de la cual se desarrolla una estructura de pilares y jácenas metálicos que sostienen forjados de placas aligeradas de hormigón pretensado de 9 metros de luz y 2,4 metros de anchura. La disposición de estas placas en el sentido longitudinal de la planta ha permitido liberar la fachada sur y evitar la aparición de un pórtico intermedio que habría fraccionado el espacio interior diáfano. La piel exterior se ha realizado a base de chapa grecada de hierro lacado sujeta al cerramiento interno de ladrillo macizo, dejando una cámara de aire.

La vivienda se presenta como un volumen abierto por completo a las vistas del sur y aparentemente cerrado a las demás orientaciones. Para conseguir esta apariencia de superficie cerrada, se ha recurrido a cubrir los huecos con chapa perforada del mismo perfil y color que la de cerramiento, transparente desde el interior pero opaca al exterior durante el día. Por la noche, la iluminación interior hace que la piel se vuelva traslúcida en las áreas de los huecos. En contraste con esta aparente opacidad, la fachada sur está formada por grandes cristaleras fijas con portillas de ventilación, frente a las cuales se han dispuesto persianas móviles de aluminio, creando un plano continuo separado 50 centímetros del vidrio. Este espacio intermedio transitable constituye una cámara abierta que actúa como cojín térmico y estimula la ventilación cruzada en verano.

El acondicionamiento climático se basa en un sistema solar activo, cuyo muro de captación, orientado al sur, está integrado en la forma del edificio mediante una elevación de la cubierta que reproduce la forma de los lucernarios en diente de sierra típicos de los edificios industriales. Este elemento de captación, basado en el concepto de muro Trombe, transmite el calor acumulado por efecto invernadero al agua contenida en unos radiadores y al aire que circula por el interior de los forjados. La regulación de este sistema se reduce a dos compuertas mecánicas y un ventilador que, según los datos recogidos por distintas sondas y termostatos, permiten o impiden la circulación del aire entre el muro captor, los forjados y un depósito acumulador situado en el sótano. Mediante este dispositivo, y gracias a la gran inercia térmica de los materiales interiores, se consiguen amortiguar las oscilaciones térmicas...[+]


Arquitectos Architects
Fidela Frutos, Josep Mana Sanmartín, Jaume Valor

Fotos Photos
Jordi Bemadó, Eugeni Pons