Ubicada en un agreste paisaje de la comuna alpina de Lodrino, la casa es el resultado de combinar un conjunto de elementos originales —una antigua vivienda construida en el siglo XV, alterada parcialmente en la década de 1970; y un pequeño establo erigido en el año 1900 que conservaba su estado original— con una nueva pieza de condición contemporánea. En lugar de optar por la demolición de las edificaciones preexistentes, el arquitecto y la propiedad acordaron llevar a cabo una estrategia de recuperación y ampliación sostenida en dos grandes decisiones. La primera fue añadir un nuevo volumen, de suerte que el conjunto quedara ligado para conformar una casa completa bajo una sucesión de cubiertas a dos aguas. La segunda consistió en utilizar un único material, el hormigón armado, para consolidar estructuralmente los viejos muros —algunos se amplían hasta el metro de espesor—, y para que lo viejo y lo nuevo puedan dialogar a través de las texturas análogas de la piedra y el cemento. En cuanto al programa, el edificio de nueva planta, que salva la diferencia de cota entre el nivel de la calle y la planta principal, alberga el acceso, el garaje y las zonas técnicas; mientras que el cuerpo central acoge la cocina y los espacios de relación, y el antiguo establo aloja las estancias más privadas...
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